En estos tiempos de cuarentena he leído por las redes centenares de “almas buenistas”, “comeflores” y otras especies que hablan de este momento como un gran hito “parteaguas” en la historia de la humanidad. Que luego de esto ya nada será igual, que el capitalismo está en sus últimos días, estaremos obligados a repensar todo el sistema y algunos incluso auguran la canonización de Greta Thunberg, el fin del saludo de beso y el apretón de manos.
Déjenme decirles que estoy casi seguro que todo eso no es más que palabrería tal vez impulsada por el consumo de marihuana envejecida en los closets de las casas (que debe ser lo que la gente está fumando a estas alturas).
¿Y por qué creo esto? No es que estoy lleno de mala fe (o aparte de eso), sino que estoy convencido que el ser humano tiene un chip de olvido selectivo puesto ahí para asegurar la continuidad de la especie. Ese chip que hace a las mujeres olvidar a los dos meses el calvario que es tener un hijo y cuidarlo el primer año y las ayuda a volverse a embarazar contra toda lógica. El mismo chip que logra que la gente siga viviendo y construyendo edificios en el DF a pesar de los terremotos o casándose y teniendo bebés en Venezuela, a pesar del “socialismo del siglo XXI”. El chip culpable de que sigamos viajando felices a la playa sin revisar las alertas de tsunami mundiales.
Y en este caso no traigo solo palabras y mi muy humilde opinión personal. Hoy tengo pruebas. Porque ya esto lo viví. Les dejo a continuación un texto de ficción pero basado en hechos reales que escribí hace no tanto, en el 2009, viviendo en México y hablando de la epidemia de la gripe porcina, de sus detalles y circunstancias. Por supuesto que es distinta al COVID-19 y -como ya dije- hay mucha ficción, porque ni entonces ni ahora he creído realmente en una conspiración asociada a la enfermedad, pero además de que no recordaba ni el 15% de los hechos, la vida en México y el mundo siguió igual poco después y no, no aprendimos mucho de la experiencia, ni los tapabocas se institucionalizaron, ni mejoraron las alertas y aquí estamos otra vez en la misma y peor. Así que a prepararse gente, pero para producir, crear y seguir adelante con fuerza y alegría apenas pase este encierro obligatorio.
##A(H1N1)
El hombre me habló en la desierta Avenida Insurgentes, el primero de mayo. El día mundial del trabajador y ni un alma en la calle. Simplemente se acercó y empezó a hablar. Sombrero, lentes y traje oscuros.
-Piénselo.
Frente a nosotros un cine (18 salas) cerrado a las 5 de la tarde.
-Una mutación del virus de la influenza. Una mutación que se creó en un cerdo, pero los cerdos no tienen nada que ver con el contagio. Es porcina, pero no hay que temer de los cerdos sino de la gente. ¿Cómo saltó si ninguno de los afectados estuvo en criaderos?¿Cómo le llegó al primer enfermo?
Yo no tenía nada que decir.
-Por otro lado, si un virus así mata unos cuantos millones de personas en varios países es probable que los números de desempleo bajen ¿no? Menos trabajadores, más puestos.
No dije nada, pero sí que pensaba. En mi mente decía: Bueno, un poco jalado, ¿no?
-¿Le parece exagerado? Pero dígame: ¿Por qué no le da a niños ni a ancianos? ¿No son los más débiles?¿No está atacando a la población laboralmente activa?¿Tiene sentido que este virus mate primero a un tipo de 30 años, joven y fuerte, antes que a un niño de 8 meses o a un anciano de 78?
Coño con el tipo. Eso no puedo rebatirlo.
-Unos meses de terror, todo cerrado, oficinas desiertas, muertos, congelación económica. Al terminar y volver a arrancar el sistema, todos sentirán una reactivación que nunca hubiera sucedido sumidos en la crisis como tema principal del mundo desde finales del año pasado.
Eso es verdad.
-¿Y los tapabocas? ¿Sirven o no? ¿Son un placebo para que la gente sienta que puede hacer algo por cuidarse?¿No que el virus no puede vivir sino segundos en el aire?¿Y si las aglomeraciones son tan peligrosas por qué no cierran el metro pero sí los restaurantes?¿Quieren o no que se propague?¿O sólo buscaban una excusa para hacerle un restart a la actividad económica privada?¿Quién habla ahora de la guerra contra el narcotráfico en México?¿Has leído algo de decapitados?¿De desempleo?
Coño.
-Yo trabajé 32 años en una compañía de RRPP especializada en manejo de crisis. No voy a decir que esto se hiciera cotidianamente, pero vi estudios, propuestas.
-¿Usted está diciendo que no son elucubraciones?¿Usted quiere decir que tiene pruebas de que lo que está diciendo?
-Yo no estoy diciendo nada. De hecho a usted ni lo conozco. Yo sólo caminaba por aquí. Ya todos están paranoicos, en todo ven un complot. Buenas tardes.
Y se fue el muy cabrón. Tan tranquilo y sin tapabocas.
México, DF. 01 de mayo de 2009