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La arquitectura democrática

¿Se puede hablar de arquitectura democrática?

Yo creo que no, al igual que no se puede hablar de arquitectura fascista, ni comunista, ni absolutista. Se que corro el riesgo de desatar las más enconadas opiniones en contra pero considero que los edificios no son responsables de los regímenes bajo los cuales se construyen y  la historia ha demostrado que así como las personas y las sociedades tienen la capacidad de ser resilientes, los edificios pueden adaptarse a nuevas circunstancias más allá de sus orígenes.

Luis XIV mando construir el palacio de Versalles como vivienda real y sede del poder político que para 1669 era una monarquía, hoy el palacio de Versalles es un museo y patrimonio histórico de Francia que es un república, lo que si queda claro es que Versalles es una de las más importantes muestras de la arquitectura barroca francesa.

La  Estación de Milán Central es una de las más grandes de Europa, inaugurada en 1931 fue utilizada por el fascismo como muestra de su poderío pero Mussolini pasó a la historia como un criminal y Milán Central con su apariencia ecléctica y monumental ha seguido ahí prestando servicio a la ciudadanía italiana.

Lo mismo sucede con la arquitectura rusa del período soviético, esas ideas arquitectónicas conceptualmente novedosas en realidad provienen de la revolución industrial y los desarrollos tecnológicos que se generaron  a partir de 1760 en el siglo XVIII. La arquitectura estalinista también ecléctica con influencia de la arquitectura déco, como la del hotel Radisson Royal aún se observa en Moscú y la arquitectura socialista de la Unión Soviética que logró diseños extraordinarios, es simple arquitectura moderna con todos sus principios compositivos y funcionales, independientemente del sistema político a cargo del poder.

Es la misma arquitectura moderna de estilo internacional que hicieron Walter Gropius, Mies van der Rohe y Le Corbusier, en países distintos con desarrollos políticos que se enfilaban por rutas antagónicas.

En el mundo contemporáneo vemos una competencia feroz por desarrollar el rascacielos más alto con el afán de mostrar el poder político, económico o nacional de países con posiciones ideológicas aparentemente diferentes, pero desde el punto de vista arquitectónico las similitudes y las diferencias no tienen nada que resuma ideologías políticas porque alcanzar esas alturas tiene que ver con el desarrollo estructural y tecnológico, la inversión económica y lo redituable que vaya a ser el edificio, ya sea en Malasia, New York, Beijing, Panamá o Londres.

Busque un rascacielos que no tenga un sistema estructural que responda a la fuerza del viento, a las consideraciones sísmicas o climáticas. Lo mismo puede decirse del desarrollo de las instalaciones eléctricas, sanitarias, las redes de comunicación o las instalaciones mecánicas, enfatizando el diseño de los ascensores o las escaleras que son  fundamentales en un rascacielos.

En cambio da lo mismo, viéndolo estrictamente desde el diseño arquitectónico, si el edificio es para un sistema democrático, socialista, comunista o autocrático porque tarde o temprano los sistemas cambian y los edificios o se adaptan o se demuelen.

Las estructuras urbanas de las ciudades pueden responder a distintos momentos históricos que pueden gustarnos más o menos a los que las vivimos o las visitamos hoy en día.

Esto no quiere decir que por ejemplo el centro de Viena para 1938 cuando Hitler da su discurso desde el Palacio Imperial de Hofburg responda urbanísticamente a la ideología nazi, la ciudad fue fundada por los romanos, atravesó la edad media convirtiéndose en un reino bajo el mando de los Habsburgo, superó la invasión otomana, hizo frente a la reforma protestante y se convirtió en una de las ciudades barrocas más importantes de Europa, despachó a Napoleón Bonaparte y se convirtió en la capital del imperio austrohúngaro hasta llegar al siglo XX y convertirse en la capital de la república de Austria. Hago todo este periplo por Viena para ejemplificar que más allá de las múltiples etapas ideológicas vividas por la ciudad, su arquitectura se desarrolló paulatinamente hasta formar esa ciudad de belleza clásica, barroca, moderna y posmoderna donde conviven los más distintos estilos arquitectónicos superando consideraciones e intereses políticos.

Un sistema puede apropiarse de un desarrollo arquitectónico y decir que lo representa pero esto no es más que la vana y ridícula presunción de esa facción política.

En el caso específico de la democracia hubo una aspiración a pensar que la arquitectura moderna era su representante óptima, lo que sucede es que las manifestaciones democráticas han abarcado posiciones tan dispares en tantos países que es un disparate intentar agruparlas.

En teoría democracia es la forma de gobierno donde la ciudadanía decide sobre la conducción de sus asuntos como sociedad tomando las decisiones colectivas más equitativas y justas…pura teoría.

La República Democrática Alemana era la socialista asociada a la Unión Soviética, de  democrática no tenía mucho por no decir que nada y la República Federal Alemana era la capitalista por su economía de mercado, siendo en realidad donde se ejercían los principios democráticos.

¿Cómo eran sus edificios? pues modernos tanto en una como en la otra, para ejemplo tenemos el Palacio de la República en la parte de socialista de Berlín y del otro lado en la parte federal la Unidad de Habitación de Berlín diseñada por Le Corbusier. Excelentes piezas de arquitectura moderna que compartieron espacio en una ciudad dividida.

Definir cuáles son las características que hacen a un edificio o a una ciudad democrática o autocrática es un tema muy complicado porque como ya he dicho, en el caso de las ciudades su vida es tan extendida que pasan por distintos momentos y gobernaciones, en cuanto a los edificios que se van sumando a lo largo del tiempo y les dan rostro a las ciudades, ellos también cambian o desaparecen.

Un texto de Gianluca Burgio dice: ¨ Hoy en día, el reto de la arquitectura es construir el espacio público como un espacio de la democracia: un espacio urbano en el que es posible reconocer la identidad de todo el mundo a través del patrimonio construido: este es el elemento básico de desarrollo de una sociedad capaz de identificarse en sus propias «piedras»

¿Alguien puede explicar con claridad qué quiere decir esto? sin ánimo de polemizar con este arquitecto creo que su consideración no deja de balancearse entre el idealismo y la falacia, no hay manera de identificar el espacio público de la etapa histórica que sea con una tendencia política específica, lo que podemos es reconocer y dejar testimonio o registro de las acciones que se han dado en el espacio público o privado desde que este nace y a lo largo de su evolución en el tiempo.

Podemos reconocer al ágora griega como un espacio de intercambio intelectual, más allá de lo que se conversara en él  o podemos entender al foro romano como un lugar de faena donde se desarrollaban actividades militares, intrigas políticas o ventas de mercado con voceadores y suciedad. No es posible que califiquemos a uno como democrático y al otro como autocrático o imperialista, geométricamente nos encontramos con espacios vacíos rodeados de edificios y que acogían a la ciudadanía independientemente de sus consideraciones sociales.

Es una búsqueda inútil la de los arquitectos de querer diseñar una arquitectura políticamente definida, no sucede igual con la pintura porque esta última desarrolla expresiones sociales concretas y muestra conceptualmente la dirección emocional de los aristas y las sociedades. La pintura muestra un testimonio, lo podemos ver claramente en el Guernica de Picasso o en Desnudo bajando una escalera de Marcel Duchamp, en el muralismo mexicano de Siqueiros o en la obra transgresora de Banksy, en cada una de ellas los artistas expresan un compromiso político pero esa lectura no se detecta fácilmente en la arquitectura.

Un edificio aunque sea arquitectura militar, un centro comercial, un centro financiero o un hospital siempre tendrá como trasfondo la actividad humana que en él se desarrolle, el gobierno de turno o la empresa privada que lo promueva y lo financie se quedará momentáneamente con el crédito, si la obra es reconocida y valorada por la sociedad es probable que el arquitecto consiga renombre pero de ahí a calificar la obra como democrática hay un detenido análisis que debemos hacer. Un hospital puede ser un centro de tortura y un cuartel un lugar para la defensa nacional.

La democracia es un ejercicio que involucra a los ciudadanos, quienes deciden sobre las políticas que regulan la forma de hacer la vida de una sociedad, ese es un concepto general que está muy bien pero analicemos aspectos más concretos de la vida diaria de una nación democrática.

Los ciudadanos escogen políticos en elecciones para que los representen y tomen decisiones que implican los asuntos públicos porque supuestamente los políticos han presentado unos planes de acción para el desarrollo del país al que pertenecen y los ciudadanos por mayoría han estado de acuerdo con esos planes y los han aprobado con sus votos para que se ejecuten.

Este es un principio democrático que entendemos claramente, cualquier plan de desarrollo que en estos términos se asuma para el país será democrático.

Siendo así la arquitectura y el urbanismo que se emprendan durante un gobierno democrático serán democráticos, da igual si se trata de una cárcel, un museo, un hospital, del desarrollo habitacional de una nueva ciudad o la transformación de una zona deprimida y abandonada en parque público.

¿Qué sucede si el sistema de gobierno cambia? …pues el edificio se utilizará según los intereses del sistema.

Las artes plásticas, el cine, la literatura son expresiones artísticas propias de un ente activo, en ellas el compromiso del artista con una idea es claro y evidente, su vida queda expuesta en ello. No sucede lo mismo con la arquitectura porque esta es un ente pasivo, su definición está supeditada a las acciones que las personas ejecuten en ella.

Le Corbusier ha sido probablemente el arquitecto más controversial de la historia de la humanidad, su Plan Voisin para la reconstrucción de París es uno de los más totalitarios que se han presentado jamás y por suerte nunca se hizo realidad, sin embargo Le Corbusier fue reconocido también como el padre de la arquitectura moderna, esa arquitectura internacional y democrática que pretendía llegar al mundo entero. Les dejo por aquí una de sus reflexiones:

¨…nunca me he dedicado a la política hasta ahora; soy un artesano. Hago proyectos. La actitud de un inventor no es la de un hombre político. El inventor se abstrae en busca de la razón de las cosas… Su destino: descubrir, saber y crear.  …El político, por su parte, se informa, elige y hace ejecutar. Pone en obra otras virtudes. Participa en una ecuación más breve que la de un inventor¨

Cuando las catedrales eran Blancas

Sustituyamos inventor por arquitecto y tendremos una idea clara del ego de Le Corbusier pero en algo tenía razón: la arquitectura trasciende la política.

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