Hay lugares en donde uno se siente como local, a pesar de no haber nacido allí, incluso de no vivir allí. Conoces las expresiones, las anécdotas, los personajes de la cultura pop, y por supuesto, la comida.
Me pasa con algunos pocos lugares en el mundo, como Buenos Aires en Argentina. Cuando voy no me siento turista, y tampoco soy local, pero me siento como visitando la casa de un buen amigo. Iba a dar como ejemplo “de esos a los que llegas y abres la nevera”, pero no le abro la nevera a nadie en su casa, me parece una falta de respeto.
Sin embargo, cuando voy a Buenos Aires, a pesar de que siempre descubro algo nuevo, vuelvo a los “grandes éxitos”. A pesar de que mi pizza favorita es la Napolitana, me encanta una fugazzetta argentina, que es todo lo contrario. La carne es un lugar común, pero es la mejor. Si vas con alguien que si es turista, lo llevas a un sitio como la Brigada y pides el corte especial, que lo cortan allí en la mesa con una cuchara. La panadería, el dulce de leche que no es igual que el dulce de leche de cualquier otro lado, en fin, para mi la comida es en gran medida el lenguaje del cariño, y allí me siento como en casa de un buen amigo.
No se si es por culpa de los buenos amigos argentinos que tengo, o de Charly, o de Soda Stereo, o de haber crecido viendo a Ricardo Darin, Guillermo Francella o a Luis Brandoni. Con este último, la recomendación que les hago para esta semana: Nada.
Luis Brandoni hace el papel de un escritor, crítico de gastronomía y bon vivant de esos que son la vida representación de la decadencia, (insoportable a veces). De hecho, en su tarjeta de presentación, debajo del nombre dice “nada”.
Tiene una suerte de ama de llaves que le resuelve todo: es su chofer, cocinera, asistente personal, y la gran tragedia de su vida es que luego de 40 años, un día ya no puede contar más con ella (para qué más spoilers) y tiene que contratar a una muchacha inexperta que viene de Paraguay, interpretada por una magistral Majo Cabrera.
En cada uno de los cinco episodios de apenas media hora (suficiente para degustar ese delicioso platillo de diálogos, situaciones y lugares perfectamente curados de la ciudad), vemos cómo el personaje va aprendiendo a hacer lo que no sabía, a ser un poco más humano y menos snob, y es el tema que los creadores de esta serie, Mariano Cohn y Gastón Duprat, han desarrollado en sus carreras, con piezas como El Ciudadano Ilustre, El Hombre de al Lado y la comedia Competencia Oficial con Penélope Cruz y Antonio Banderas.
Fue también una grata sorpresa para mi que el venezolano Leonardo Aranguibel está en el equipo que llevó está serie a la realidad, (lo pueden saludar en su cuenta en Threads), y que la serie es narrada por Robert De Niro, que incluso nos cuenta la diferencia entre boludo y pelotudo.
Denle una mirada en Disney+, Starz+ o Hulu, dependiendo de vuestro GPS.
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